Su sistema inmunitario hace mucho más que simplemente luchar contra los resfriados. En reconocimiento al Mes nacional de la conciencia sobre las enfermedades autoinmunes, en marzo en los Estados Unidos, hemos conversado con científicos que utilizan actualmente este sistema de defensa vital para luchar contra las enfermedades de formas que probablemente nunca imaginó.
Cualquier persona que haya aprobado la escuela primaria probablemente sabe algo sobre el sistema inmunitario. En términos simples, es el sistema de defensa del cuerpo, y se pone en marcha en cualquier momento que usted toca, come o respira patógenos, es decir, bacterias, virus u otros microorganismos causantes de enfermedades que tienen el potencial de enfermarlo.
A veces hace un buen trabajo al aplastar a estos virus antes de que usted se enferme. En otros casos, trabaja muy intensamente para matar invasores que le han provocado un violento resfriado, un virus estomacal u otra afección contagiosa.
No cabe duda de que la protección contra las amenazas externas es absolutamente crucial. Si su sistema inmunitario no es fuerte, lo cual es el caso de personas con enfermedades como el SIDA y aquellos en quimioterapia, algo tan simple como un resfriado común, podría llevarlo a la sala de emergencia.
Pero resulta que la lucha contra los gérmenes es solo una de las muchas funciones que cumple el sistema inmunitario.
Algunas de sus funciones adicionales son bien conocidas por médicos y personas con enfermedades autoinmunes, mientras que otras están empezando a ser descubiertas por los científicos. Así vemos cómo la investigación emergente sobre lo que sucede cuando el sistema inmunitario se descontrola, tiene el potencial de transformar la salud tal como la conocemos, y tal vez incluso dar pistas para obtener curas muy buscadas, sobre las que se trabaja hace mucho tiempo.
Los anticuerpos atacan antígenos en esta imagen del arduo trabajo del sistema inmunitario.
El sistema inmunitario trabaja en formas misteriosas (de alguna manera)
Mientras que es relativamente fácil imaginar ciertos sistemas corporales: el sistema circulatorio, por ejemplo, que se compone sobre todo del corazón y vasos sanguíneos; quizás sea más difícil imaginar los componentes del sistema inmunitario.
"Usted puede imaginar al sistema inmunitario como una colección de tipos de células y tejidos que trabajan todos juntos", dice Murray McKinnon, PH.D., Vicepresidente y Jefe de Descubrimientos en Inmunología, Janssen Immunosciences, Janssen Research & Development, LLC. "Están divididos en dos brazos: el sistema inmune innato, que es esencialmente un equipo de defensa de primera línea que se moviliza muy rápidamente frente a las infecciones, y el sistema inmune adaptativo, que crea anticuerpos y células T especializadas, diseñadas para combatir agentes patógenos específicos".
Por ejemplo, cuando usted se aplica una vacuna contra la gripe, es posible que experimente alguna hinchazón inicial en el sitio de la inyección, que es una respuesta innata, y entonces el cuerpo produce anticuerpos que específicamente atacan el virus de la gripe, que es una respuesta adaptativa.
Un sistema inmunitario débil es obviamente un problema, pero también lo es la otra cara:
un sistema inmunitario que llega a ser demasiado agresivo.
Otra razón por la que el sistema inmunitario es difícil de imaginar: es una vasta red de células que se extiende a lo largo de todo su cuerpo, en la médula ósea y los senos, los ganglios linfáticos en el cuello y la ingle, las amígdalas y las adenoides e incluso en el tracto digestivo. "El tracto gastrointestinal está lleno de microbios, incluidos patógenos y también tipos beneficiosos de bacterias", explica McKinnon.
Cuando todo funciona como debería, los gérmenes patógenos mueren rápidamente. Por eso una persona no se enferma cada vez que está expuesta a algo potencialmente peligroso. Y cuando lo hace, el daño es limitado, como es el caso de un resfriado, que generalmente no dura meses. Cuando su sistema inmunitario está débil, sin embargo, el resfriado común puede convertirse en una neumonía, y un pequeño corte podría allanar el camino para una infección potencialmente mortal.
Una vista más de cercana de la inflamación articular causada por la artritis reumatoide.
Un sistema inmunitario débil es obviamente un problema, pero también lo es la otra cara: un sistema inmunitario que llega a ser demasiado agresivo.
Cuando esto sucede, las respuestas inflamatorias que deben menguar, muy por el contrario, persisten y causan daños innecesarios, explica Sue Dillon, PH.D., Jefa Global del Área terapéutica de Inmunología, Janssen Research & Development, LLC. Esto se conoce como enfermedad autoinmune, y para aquellos con esta condición, el sistema inmunitario también tiene problemas para identificar el tejido normal y saludable, al que no debería afectar, y por error lo identifica como un invasor.
Sue Dillon, Ph.D., Jefa Global del Área terapéutica de Inmunología, Janssen Research & Development
"En la enfermedad autoinmune artritis reumatoide (AR), por ejemplo, el sistema inmunitario cree que hay algo extraño en el tejido de la articulación y ataca, lo que provoca hinchazón, calor y respuestas inflamatorias que dañan el hueso, el cartílago y los tejidos a su alrededor", dice el Dr. Dan Baker, M.D., Líder del Área de la Enfermedad de artritis reumatoide, Janssen Research & Development, LLC.
Actualmente, la mayoría de los tratamientos para las enfermedades autoinmunes son inmunosupresores de amplio espectro, dice el Dr. Baker. Esto significa que atenúan la respuesta inmunitaria del cuerpo, por lo que, aunque pueden aliviar el dolor articular relacionado con la artritis reumatoide e inhibir la destrucción articular, por ejemplo, pueden también hacer que la persona sea más susceptible a las infecciones.
Es por ello que los científicos de Janssen ponen énfasis en su trabajo de investigación de una nueva generación de tratamientos para enfermedades autoinmunes. En pocas palabras, "el objetivo es desarrollar tratamientos muy específicos que solo suprimirían la reacción inmunitaria anormal", dice el Dr. Baker.
Ajuste del Enfoque de tratamientos de la enfermedad autoinmune
Según Dillon, un área clave del enfoque de investigación en Janssen es aprender más sobre los mecanismos únicos implicados en distintas enfermedades autoinmunes, que pueden conducir a opciones de tratamiento más precisas.
"Los tratamientos disponibles en este momento en el mercado tratan los síntomas mediante el control de la inflamación, no las causas subyacentes de estas enfermedades, y muchas personas con enfermedades autoinmunes no entran en remisión", explica Dillon. "Eso es realmente a lo que tenemos que apuntar para acercamos a las curas. Esa es nuestra visión y nuestra misión".
Parte de esta misión es la identificación de trastornos autoinmunes en sus primeras etapas, antes de que alguien inclusive experimente los síntomas. "El objetivo es detectar la afección y tratar a los pacientes antes de que la enfermedad progrese", dice el Dr. Baker. "En el caso de la artritis reumatoide, por ejemplo, las articulaciones no se curan bien. Por lo tanto, nos gustaría evitar los daños antes de que ocurran".
Para poner un punto final a esta cuestión, Dillon dice que los investigadores de Janssen están desarrollando pruebas para buscar biomarcadores en la sangre que ayuden a los médicos a averiguar qué pacientes tienen un alto riesgo de desarrollar una enfermedad autoinmune, o al menos, poder detectarla en sus etapas tempranas. Así que, en lugar de simplemente observar los factores de riesgo, como, decir, tener otra enfermedad autoinmune, los médicos esperan poder predecir con más precisión, cuáles son las probabilidades de contraer una enfermedad autoinmune específica y comenzar el tratamiento en la etapa más temprana posible.
Otra prometedora área de investigación del sistema inmunitario se centra en su relación con la salud mental.
En el caso de la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, "parece haber cierta inflamación, que sugiere que se podría aprovechar el sistema inmunitario para dirigirse a las placas en el cerebro que creemos que son las que causan la enfermedad", explica el Dr. Baker.
"Hay algunos pacientes con depresión grave que no responden a los tratamientos estándar actuales. Por lo que la hipótesis es que la inflamación podría estar provocando
o contribuyendo a la depresión".
Sue Dillon Ph.D.,
Líder Global del Área Terapéutica de Inmunología, Janssen Research & Development, LLC.
Hay algunos pacientes con depresión grave que no responden a los tratamientos estándar actuales.
También llevamos a cabo una investigación sobre el tema de la depresión. "Hay muchos datos que muestran que las citocinas [un grupo de productos químicos del sistema inmunitario, que incluye el interferón] son más altas en personas con depresión severa", dice el Dr. Baker. "No sabemos por qué estas citocinas son elevadas, pero estamos realizando un estudio para ver si podemos entender mejor el efecto de una terapia experimental y su impacto potencial en este sentido".
"Hay algunos pacientes con depresión grave que no responden a los tratamientos estándar actuales", explica Dillon. Y entre esos pacientes, hay un subconjunto que tiene niveles de inflamación en su torrente sanguíneo muy por encima de lo normal, según los resultados de la medición de un biomarcador llamado proteína C-reactiva (de sus siglas en inglés CRP).
Por lo tanto, la hipótesis es que la inflamación podría estar provocando o contribuyendo a la depresión", concluye Dillon. El anticuerpo en fase de investigación, actualmente en ensayos clínicos, está diseñado para bajar esa inflamación y, a su vez, podría ayudar a tratar el trastorno del estado de ánimo.
El anticuerpo en fase de investigación está actualmente en un ensayo clínico de fase II. Si tiene éxito, esta terapia tiene el potencial de ofrecer esperanza a las personas con depresión "resistente al tratamiento".
Esta investigación brinda una nueva esperanza a aquellos que todavía no han encontrado una manera eficaz para tratar su depresión.
Imaginemos un mundo en el que se puede diagnosticar una enfermedad autoinmune antes de que pueda atacar
Los científicos esperan que en el futuro aumenten las oportunidades de aprovechar el sistema inmunitario para tratar una amplia gama de enfermedades.
"Es fascinante porque mucha gente piensa que solo ve al sistema inmunitario como algo que lucha contra las enfermedades contagiosas o infecciosas, pero hay muchas condiciones: obesidad, enfermedades cardiovasculares, Alzheimer y más, que están empezando a asociarse con las enfermedades del sistema inmunitario", sostiene McKinnon. "El potencial de crecimiento en esta área es enorme".
Por ejemplo, desde un punto de vista puramente observacional, explica el Dr. Baker, las citoquinas, las sustancias químicas del sistema inmunitario que son, entre otras muchas cosas, elevadas en personas con depresión, parecen afectar el funcionamiento de las células grasa. Las implicaciones de los avances en la investigación de la obesidad son enormes, y son cosas como estas las que hacen tan emocionante el futuro de la inmunología.
Y mientras que las últimas décadas han traído un enorme crecimiento en cuanto a tratamientos para personas que sufren de enfermedades autoinmunes, hay todavía trabajo por hacer. "Estamos refinando nuestras herramientas de diagnóstico, hacemos una identificación temprana de las personas afectadas y desarrollamos nuevas estrategias para el tratamiento", dice Dillon.
Todos estos puntos de innovación enfocan hacia la lucha contra la enfermedad autoinmune antes inclusive de que aparezca, en otras palabras, preparando el camino para una potencial cura.
Para más información sobre investigación autoinmune de Janssen vea este vídeo.
Este artículo, escrito por Barbara Brody, apareció por primera vez en www.jnj.com en marzo de 2017.